El hábito
no hace al monje se decía antes, hoy es a la inversa, si no analizamos los
frutos del desempeño en actuar diario,
podemos estar dando honor a necedades, así es como esta sociedad se desempeña
juzgando lo que está delante de los ojos, sin decidir obtener la capacidad de
discernir entre lo bueno conforme a nuestro propósito de creación, cimentado en
lo justo, verdadero y lleno de bondad.
Para
evitarnos tonterías según nosotros que en realidad es trabajo y esfuerzo
seguimos como autómatas la decisión perversa de la mayoría.
Sin
disfrutar de una vida larga en abundancia llena de la paz que solo brinda la
práctica diaria de la justicia.
¿Y a este
estilo de vida perverso, le denominamos vivir nuestra vida? Como nuestras
acciones mayoritaria son malas ya no queremos ver la correcta forma.
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