El reposo,
la tranquilidad y plenitud de nuestras capacidades en magnitudes la tendremos no por relajación
a través técnicas, sino más bien por práctica diaria de justicia, verdad y
bondad en toda acción que intervenga nuestro ser, siendo cautelosos de llevar
adelante el propósito de nuestra creación.
Manteniendo
presente que toda acción nuestra, provoca reacciones de la misma naturaleza
ofrecida buena o mala, externada por nuestra actitud hacia nuestros semejantes,
y estas acciones determinarán un ambiente hostil o favorable en todo ámbito de
nuestra existencia de vida.
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