El hombre
comerá de lo que exprese sus palabras, y
como a las palabras le siguen las acciones es cosa fácil determinar el grado de
confianza, respeto y autoridad conferida a esta persona que viene a ser
nosotros y los que nos rodea, dado que queramos o no, otros nos toman como
modelo.
Lo
adquirido con injusticia, engaño, violencia no serán para disfrute o provecho
alguno, más bien nos acarreará a nuestra vida lo mismo que estamos ofreciendo a
los demás, frustrando nuestros planes y dirigiendo nuestros pasos a la muerte.
Si tan solo probáramos que los frutos de un
actuar justo, verdadero y bondadoso nos acarrean frutos de larga vida,
abundancia y paz, tal vez algunos decidirían tomar este camino, lo lamentable
es que la práctica cotidiana de la maldad nos ciega, y el ego donde la mayoría
denomina tonto, y mal lo procedente de justicia sumado el confort que deseamos
con el menor esfuerzo posible.
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