Bienes
adquiridos con engaños, dañando a nuestro prójimo no esperemos que sean
duraderos y mucho menos sean de bendición, dentro de nuestras vidas, porque lo
adquirido violenta mente ira a violencia.
Esta regla
funciona creamos o no en ella, y nos escudemos en alguna razón noble para
actuar así.
Es mejor
practicar el bien ante nuestro Creador que vociferar lo que se debe practicar y
no ejecutarlo en nuestra propia vida.
Muchos son
los que dicen confiar, creer en Dios, pero no lo evidenciamos a veces con
nuestros actos, lo importante es ser no hacer dentro del plano divino esto es
dentro de lo que Dios nos califica como administradores en está vida.
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