Cada quien
es seducido por aquello que es la inclinación de su corazón en considerar o
desear tener, como propio.
Nunca será
tan atractiva una tentación, como un
área específica donde nuestros deseos e inclinaciones estén ansiosos por
poseer.
La cadena
es débil tanto como el eslabón más débil lo sea, por eso debemos procurar
fortalecer nuestro carácter, con
acciones que concienticen de nuestras debilidades para eliminar con la
guía que brinda la justicia, verdad y misericordia.
Muchos se
regocijan en contemplar sus puntos de seducción, hasta que llega la consecuencia obtenida por tolerar la
práctica de ese divertimento considerado, sin saber que todo fruto de
desobediencia es la muerte Espiritual y física.
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